Y entonces...ella se volvió para marcharse. Cuando él abrió la boca para implorarle que no se fuera, no salieron palabras, ni un sonido. Salieron de entre sus labios una mariposa, un zapatero y una libelula. Cuando ella cerró la puerta tras de sí, entre lágrimas, el poeta lamentó su incapacidad para expresarse sin adornarse con epitetos y metáforas...
(Marzo 2004)
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